Después de que Dios terminó de explicarle a Moisés cómo debían ofrecerse las ofrendas (6:8 al 7:38), y después que Aarón y sus hijos fueran consagrados a Dios como sacerdotes y ofrecieran sus primeros sacrificios delante de Él (capítulo 9) sucedió algo inesperado. Algo que no debería haber sucedido nunca.
¿Qué hicieron Nadab y Abiú delante de Dios? (10:1).
Nadab y Abiú eran sacerdotes de Dios ¡pero solo en apariencia!
Ellos tenían todo el aspecto exterior de sacerdotes. Cualquiera que los miraba podía identificarlos fácilmente:
- Pertenecían a la familia de los sacerdotes.
- Habían sido escogidos y ungidos como sacerdotes
- Vestían las túnicas blancas sacerdotales, símbolo de pureza y santidad.
- Habían puesto sus manos sobre la cabeza del animal del sacrificio identificándose con él.
- Ofrecieron ofrendas delante de Dios en el Tabernáculo.
¡Eran privilegiados entre todo el pueblo al poder servir a Dios! Podían hacer lo que millares del pueblo jamás llegarían a hacer. Ocupaban un lugar de honor y privilegio ¿quién podía dudar de ellos?
Pero el corazón de Nadab y Abiú no era santo. Ellos tenían toda la apariencia de la santidad pero no lo eran en absoluto.
Dentro del Tabernáculo de Dios ofrecieron un fuego extraño. Le ofrecieron a Dios un tipo de ofrenda que Él nunca les había mandado ofrecer. Probablemente, ambos estaban pasados de alcohol y quisieron “jugar a ser sacerdotes”. ¡Pobres tipos! No tuvieron en cuenta que Dios no juega con las cosas santas.
El final ya lo conoces.
Y ahora que te tomaste un momento para pensar en Nadab y Abiú, ¿que hay de ti?, quisieras compratirlo con nosotros?...
¿Cómo estás viviendo?
¿Con apariencia de cristiano dentro de la iglesia "infiltrado" o como un hombre auténticamente comprometido con Jesús aún fuera de las “blancas paredes“ y de nuestro grupo de conexión?
¿Estás ofreciendo delante de Dios las ofrendas que Él desea recibir de ti: gratitud, confesión sincera de pecados, alabanza y adoración, sujeción a tus autoridades, oración, fe en su Palabra, amor por los demas?
¿O tu ofrenda es un “fuego extraño” de desobediencia, de quejas y enojos, de pecados ocultos, de mezclar lo santo con el mundo, de apariencias?
¿Valoras el privilegio que tienes de ser un hijo de Dios y un sacerdote delante de Él y ante tu familia y amigos?
¿Valoras el privilegio de poder servirlo?
¿Lo sirves con un corazón limpio y agradecido?
¿Renunciarías a tus “apariencias” para comprometerte totalmente con el?
¿Cual es ese pecado que ocultas y con el que sufres a diario, que te consume interiormente y te aleja de la gracia de Dios?. Somos hermanos guerreros y queremos orar para que logres la victoria...te animas?
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